“Estoy en paz: soy mucho más fuerte de lo que creía”

 

Remanso

 
En la quietud del Delta de Tigre, Eugenia encontró un reflejo de su actual estado de ánimo. “Me siento tranquila y eso es impagable”, confía.
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Reflejo

 
En su peor momento, el dolor le pasó factura. Bajó seis kilos y llegó a pesar 49, con 1,72 de estatura. Sólo recuperó cuatro, pero se la ve más luminosa y saludable, volvió a hacer deportes y se siente “bien de verdad”.
 

Ficción

 
Junto al Turco (Joaquín Furriel) en una escena de Sos mi hombre, donde interpreta a Gloria, la ambiciosa ex de Ringo (Luciano Castro).
 
EUGENIA TOBAL


Con la felicidad como única prioridad, su trabajo como motor, y la contención de su familia y sus amigos como principal sostén, dejó atrás el capítulo más duro de su vida: la pérdida de su embarazo y su separación. Aunque dice que “las grandes desilusiones quedan marcadas”, la actriz de Sos mi hombre y panelista de Pura química está decidida a disfrutar del presente y asegura que todavía cree en el amor y que tiene ganas de volver a enamorarse.
 
Dice que vive “un presente hermoso”, que está tranquila y que esa tranquilidad es impagable. Dice que aprendió, que el dolor enseña y que el arrepentimiento no vale. Que su duelo fue un proceso sano, que de otro modo la paz de hoy no sería genuina. Que el cuerpo es un reflejo del alma, y que quizá sea por eso que, aunque aún no recuperó los seis kilos que le cobró la tristeza (está pesando 53, había llegado a 49), se la ve más luminosa, más saludable. Habla pausado, como si cada frase, sentida, fuera producto de incontables horas de reflexión. Habla por primera vez en un medio gráfico y dice que ya no volverá a hacerlo. Después de un año en el que se volcó al trabajo para superar un 2011 muy duro –“sí, el más duro”–, de un dolor enorme –“el más grande que sentí en mi vida”–, Eugenia Tobal (36) sonríe con la fuerza de los que, porque realmente han sufrido, saben que pueden sobrevivir.
2011 fue el año en el que Eugenia se enamoró como nunca antes, se casó –en mayo–, tras apenas cuatro meses de noviazgo, con Nicolás Cabré (32). Soñó con tener un hijo con él, un hijo buscado que Eugenia perdió en octubre, para separarse de su marido en enero, a sólo siete meses de la boda, y en medio de rumores de infidelidad de él con una de las compañeras de elenco de ambos en la tira Los únicos, María Eugenia “China” Suárez (20), con quien el actor terminó blanqueando una relación a fines de marzo pasado.
Dice que 2012 fue un año de reconstrucción, de volver a su eje apoyada en el trabajo –mucho: en ficción, como contrafigura de Celeste Cid en Sos mi hombre (Polka) y en conducción, como panelista de Pura química (ESPN)–, en esos amigos que estuvieron siempre, en la incondicionalidad de su familia –“normal”: Pedro y Ofelia, sus padres, “juntos desde los 18, a los 67”, y sus dos hermanos, Rubén (40) y Guillermo (37), “lo más importante que tengo”–. También en el repaldo de tantos colegas –“que me saludaban con un abrazo más fuerte, me daban una palmadita, me decían algo al oído”– y en el cariño que recibió de la gente –“que me demostró que quiere verme bien”–, y muy especialmente en las largas sesiones de terapia, las clases de cross-fit –una gimnasia que se practica en grupo, poniendo el énfasis en la propia energía, sin pesas ni aparatos– y los mimos de su nuevo Romeo –el perrito maltés que le regaló Jimena Barón–.
Linda, reflexiva y serena, hoy asegura que la página más dura de su historia “está dada vuelta” y que, aunque “las grandes desilusiones quedan marcadas”, está decidida a disfrutar de ese presente hermoso que se abre ante ella lleno de posibilidades, incluso la de volver a enamorarse y formar una familia.
Leé la nota completa en la última edición de Gente.

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